Le escuché a
Carlos Andreu que, según un estudio cuyos autores no recuerdo, una persona que no leía un libro durante diez años, ya no leería un libro en lo que le quedaba de vida.
Temo que estar algo más de un mes sin escribir en el blog pueda desengancharme definitivamente de este hábito. Por alguna extraña razón no premeditada, cumplir dos años ha venido unido a la necesidad de un período de descanso. El descenso paulatino del número de comentarios (que, curiosa y contradictoriamente traía aparejado un incremento del número de visitas) junto a mi creciente dificultad para seguir, con el nivel de inmediatez requerido, lo que sucede en la web vía reader, twitter, etc., me hizo levantar el pie del acelerador.
Alguno me ha escrito para preguntarme si estoy bien o si me ocurre algo. Lo agradezco y contesto: nada de particular.
En estas semanas, aconsejado por Jeremy, leo y escucho más inglés para ir un poco desoxidándome y avanzando. Leyendo a Oscar Wilde, me quedo con varias frases de este agudo escritor irlandés. Sólo citaré una que me hizo gracia y que recuerdo ahora de memoria (traducción libre de un servidor):
Puedo resistirme a todo menos a la tentación.
Oscar Wilde
El abanico de Lady Windermere
No he podido resistirme a la tentación de colgarla :)