martes, 29 de abril de 2008
Algunas implicaciones de la cadena de valor invertida
La idea que plantea sería dar la vuelta a la cadena de valor de forma que se perciba más claramente que la misma no se construye a partir de lo que la empresa hace (versión pre-marketing), ni siquiera desde lo que la empresa sabe hacer (versión más actual), sino construir toda la dinámica de producción de la empresa directamente a partir de lo que el cliente necesita.
Nadie duda hoy de que las empresas están para satisfacer necesidades y no para fabricar tal o cual cosa. No obstante, como concepto, encuentro la propuesta de una cadena de valor invertida enormemente difícil para empresas ya constituidas. Esta idea sería factible sólo para empresas extremadamente flexibles (y seguramente ni aún así), generalmente ligadas al negocio por Internet; también sería buena reflexión para empresas que han quedado prácticamente fuera de mercado y que necesiten casi una refundación.
Quitando los supuestos en los que merece la pena la creación de una nueva línea de negocio, de externalizar o también de adquirir a aquella empresa que lo sabe hacer, entiendo que debe existir una relación y una capacidad de adecuación entre la necesidad detectada y la estructura de recursos y capacidades de la empresa, una ligazón entre lo que la empresa sabe hacer, aquello en lo que realmente es buena y aporta valor, y el producto o servicio demandado por el cliente.
Habida cuenta de la dificultad para modificar con agilidad las capacidades de la empresa, si no existe esta relación, siempre podrían aparecer (y de hecho, aparecerán) competidores con mayor ventaja competitiva por disponer de una mayor adecuación entre la estructura de su empresa y la fórmula para satisfacer esa nueva necesidad.
La idea de una cadena de valor invertida me parece sugerente como puesta en valor de la idea de que se debe estar permanentemente previendo las necesidades del consumidor, y creo que podría dar pie a comentar muchas cuestiones sobre cómo plantear la estrategia, en base a qué diseñar un plan de marketing, cómo adaptar la empresa a las nuevas realidades, cómo anticiparse, etc., pero, para la gran mayoría de las ocasiones, me parece maximalista y voluntarista en exceso decir que ello puede hacerse rediseñando enteramente la empresa y construyendo a la inversa su cadena de valor.
lunes, 28 de abril de 2008
Premio Best Blog Darts Thinker

Mil gracias a Alfredus a quien posteriormente he leído que me añade entre sus recomendaciones por este mismo tema.
viernes, 25 de abril de 2008
Del discurso de la innovación a los resultados
Tratando de buscar las oportunidades en las épocas de incertidumbre, en mi último artículo reflexionaba sobre cómo aprovechar los cambios externos del mercado. No obstante, una empresa con vocación de liderazgo puede no querer depender de los cambios externos y ser también motor de cambio en cualquier momento a través de la innovación. Así pues, la innovación es la principal herramienta de mejora competitiva en todo tiempo, en los buenos y en los malos momentos.
¿Pero es posible innovar en momentos de crisis? Decía hace poco Jeff Bezos, CEO de Amazon, la primera empresa mundial en comercio electrónico, que no existen malos momentos para innovar. Desde mi punto de vista, uno de los resultados de esta crisis en ciernes será un sano avance en el modelo económico hacia actividades de mayor valor añadido y un reforzamiento de las empresas más innovadoras.
En mi opinión, en España han existido, entre otros, dos obstáculos que son cruciales para la inversión en innovación: falta de competitividad de los sectores y alta rentabilidad de inversiones alternativas a la inversión en innovación. La existencia de la posibilidad de inversiones que, con menor riesgo, han generado estos años atrás importantes retornos, no ha fomentado el esfuerzo en innovación. TIR superiores al diez por ciento en actividades de escaso nivel de riesgo derivan necesariamente un gran flujo de capitales hacia ellas. En el momento en que se reducen las rentabilidades de esas inversiones se fomentará indirectamente el ingenio, la innovación y la voluntad de asumir mayores riesgos financieros.
Claro está que uno no se ha caído de un guindo. Si se constriñe el crédito bancario para la financiación de las actividades ordinarias de la empresa, cómo pretender que, cuando se eleva la prima de riesgo, se pueda obtener financiación externa para este tipo de proyectos. Ahí, entre otros lugares, debe notarse ahora la mano de la Administración si realmente queremos promover el cambio de paradigma económico que se preconiza insistentemente.
Este artículo lo firmo hoy en Negocio&Estilo de Vida.
martes, 22 de abril de 2008
Ponga un profesor de Harvard o de Stanford en su vida
Tengo que darle las gracias a Álvaro porque su paciente insistencia de más de un año con los podcasts ha terminado dando sus frutos en lo que a mí se refiere. Aunque aún me falta un poco de uso por el tema de los gadgets, sobre todo para el coche, lo cierto es que por ahora he encontrado muy útiles los podcasts de la Universidad de Stanford y los de Vaughan Systems, que me ayudan bastante con el inglés, los cuales recomiendo.
Estoy seguro que los podcasts van a ser una herramienta muy usada, un auténtico sustituto a las formas tradicionales de información y de entretenimiento, no ya sólo porque te permiten una asincronía entre la emisión y la recepción de la información, lo que te facilita escucharlos/verlos en el momento que mejor te interese (lo cual está representando ya un éxito a repositorios tipo Youtube), sino sobre todo porque puedes suscribirte vía RSS con todas las ventajas que ello supone.
lunes, 21 de abril de 2008
Blog de papel

Quizás uno de los frutos de esa noticia es que recientemente un medio de comunicación regional, Global Castilla-La Mancha, me ha pedido permiso para publicar, con la literalidad como estaba escrito, uno de los últimos artículos publicados en el blog.
Me he dado cuenta de que el blog se me queda un poco pequeño para escribir. Los comentarios deben ser necesariamente cortos, pero se me quedan muchas cosas por decir cada vez que escribo, y aún así pecan de extensos, en mi opinión. Quizás algún día tendría que empezar a escribir un libro.
Mi amigo David suele decirme que hablo poco porque sólo abro la boca para sentar cátedra sobre un tema. Algo así me pasa también con el libro; no empiezo a escribir porque pienso que tendría que ser un gran libro, y no es un libro porque no empiezo. En fin, habría que pensarlo muy bien.
Y tampoco es nada desdeñable el factor tiempo. Si llevo a rastras escribir el blog, un libro sería mi perdición. En el caso de que no pueda (como no puedo) hacer más que una de las dos cosas ¿por cuál te inclinas tú?
Y como último y penoso recurso, siempre quedaría Blogbook
miércoles, 16 de abril de 2008
El valor de la razón
Allí donde habla el corazón es de mala educación que la razón lo contradiga.
Esta frase es de La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera, y me recuerda la enorme dificultad del neocortex de nuestro cerebro, el cerebro "racional", de imponerse sobre el sistema límbico, el cerebro "emocional".
Por mi trabajo, dedico una parte razonablemente importante de mi tiempo a hablar con responsables públicos; personas con capacidad de influir en la sociedad, bien sea a través de la proposición de normas y el control de su cumplimiento, como de la incentivación de determinados tipos de acciones. A esa capacidad de influencia, generalmente se une una voluntad de cambio, motivada por sus convicciones ideológicas y por el compromiso adquirido con la sociedad en el programa electoral.
Hace poco me hablaba uno de ellos de lo injustas que le parecían determinado tipo de situaciones y de cómo pretendía cambiar eso por la fuerza del Diario Oficial. A pesar de darle entonces y ahora plenamente la razón sobre lo injusto de los temas que tratábamos, me di cuenta de que cualquier argumento racional sobre la mejor forma de adoptar soluciones reales era interpretado por su parte como una obstaculización a sus intenciones. Como diría Kundera, en ese momento era de mala educación que mis argumentos racionales interfirieran en su deseo especialmente emocional.
Esto suele ocurrir en más ocasiones de lo que a uno quisiera, y lo peor es que tienen mal arreglo: dado que muchas ideas esgrimidas tienen una fuerte componente ideológica y podríamos calificarlas de emocionales, un argumento racional, no ya que lo matice, sino que solamente pretenda enfocarlo para adoptar decisiones realmente efectivas y no meramente efectistas, es interpretado como un obstáculo a la idea.
Creo que en el directivo público y también en el empresarial debe primar la eficacia. Una vez definido el objetivo a conseguir (que es plenamente lícito que sea movido por las emociones) en las fórmulas para su consecución debería primar la razón. El directivo debe conocer a la perfección el mecanismo y cada uno de los engranajes del entorno en el que pretende actuar, bien sea el mercado o la sociedad, y tener claro en qué punto se puede tocar, qué contrapesos utilizar y cuáles serán los efectos. Esto último, que parece lógico, en muchas ocasiones no ocurre y nos encontramos mucho voluntarismo, mucha comunicación (publicidad) y pocos resultados.
Y si esa unión de comunicación y escasos resultados fuera exclusivamente el resultado de la visión cortoplacista del político, podría entenderlo (el incentivo del político es el resultado electoral, y eso es cortoplacista; si los ciudadanos remuneramos a los políticos a corto plazo no podemos pretender que actúen a largo). Pero lo triste es cuando existe voluntad real de conseguir resultados y ellos no se obtienen por no querer conocer los engranajes, por pretender que la sociedad o el mercado sean como a uno le gustaría y no como realmente son.
Dicho lo anterior, y si sirve de modesto consejo, cuando existen multitud de actores, con posiciones divergentes y se necesita el concurso de todos ellos, generalmente se consiguen mayores resultados apelando a los intereses que a los sentimientos, ya que éstos últimos pueden no incidir igualmente sobre todos ellos.
Un ejemplo: en Noruega, el país del mundo donde más avanzadas están las políticas de igualdad, donde más mujeres trabajan y donde mejor se compatibiliza trabajo y familia, los argumentos que dieron lugar a conseguir estos resultados no fueron exclusivamente de justicia social (que por supuesto también lo fueron) sino fundamentalmente de desarrollo económico. El país no podía seguir creciendo si no hacía el esfuerzo necesario para incorporar en igualdad de condiciones a la mujer al mundo laboral. El Estado debía invertir y todos los actores debían poner después de su parte. Esa intención de progreso unió las voluntades de todos y al final el resultado se consiguió, que a fin de cuentas es lo que importa.
Por no hablar sólo de directivos públicos, en mi comentario anterior trataba sobre moralidad y los resultados empresariales. Allí comentaba que me parecía preferible una aproximación al concepto de RSE basada en la competitividad que única y exclusivamente en la moralidad, no porque no esté plenamente de acuerdo en la necesidad de un comportamiento moralmente aceptable de las empresas, sino porque dicha aproximación basada en resultados, conociendo cómo funcionan los engranajes empresariales, me parece sencillamente más eficaz.
En la medida que estudios científicos demuestran que una actuación responsable consigue mejores resultados a medio plazo y se conozcan y apliquen los resortes para que ello sea factible, se obtendrá un mejor comportamiento de las empresas en su entorno, conjugándose de esta forma los intereses de la sociedad y de las empresas y dando satisfacción a la demanda de una mayor responsabilidad social empresarial, que a la postre es lo que importa.
lunes, 14 de abril de 2008
Es buena la moral en los negocios
martes, 8 de abril de 2008
Innovación en organizaciones complejas: una aproximación musical
Este video habla de las dificultades de las grandes empresas para promover o mantener el espíritu innovador. Me ha parecido "muy innovadora" la forma de exponerlo:
Un descubrimiento del video ha sido "The no asshole rule" de Bob Sutton. ¿Una definición cuando menos llamativa, con mucho marketing y poco contenido? Ya veremos
Vía Carlos Domingo: un poco de todo.
Hace un año hablábamos de:
- Los buenos padres son mejores directivos
- Las cargas administrativas que soportan las empresas cuestan el 3,5% del PIB
martes, 1 de abril de 2008
Cómo resolver tus problemas en la oficina
Tomémonos las cosas con humor, pues un estudio publicado en la prestigiosa revista Harvard Business Review dice que los directivos con más sentido del humor son los más creativos, los que toman mejores decisiones, los que más ascienden y los que más ganan (via Institución Futuro). El humor también es una buena herramienta de motivación y sobre todo para la publicidad. Y aunque todo lo anterior no fuera así, dado que cuesta lo mismo, mejor intentar divertirse que hacer lo contrario, digo yo.

Si no ha tenido ningún efecto, a lo mejor lo consigue Miguel en su blog, que también ha querido contribuir a la causa del buen humor.