
La semana próxima participaré en una jornada sobre la conciliación de la vida laboral y familiar y, entre otras referencias de mayor calado (como el papel de la mujer en la sociedad y en las empresas), quería citar también la cuestión de
la trascendencia que tienen la flexibilidad y la conciliación para las nuevas generaciones que empezarán en breve a incorporarse al mercado laboral, tal y como comentaba en
un post anterior. “Conciliar” los intereses de estos nuevos trabajadores y de las empresas, sin duda va a suponer un reto interesante.
Decía entonces que esta generación tiene altas expectativas laborales y reclama, entre otras cosas, más tiempo para el ocio. Tengo curiosidad sobre este asunto, por lo que va a suponer para la gestión de los recursos humanos, y he de reconocer que me desconcierto cuando quien (se supone) sabe cómo piensa esta nueva generación, ha decidido lanzar una campaña institucional para llamar a la juventud a ser reivindicativos. Me pregunto:
¿es que por primera vez en la historia la juventud no es reivindicativa?
En concreto, el Consejo de la Juventud de España insta a los jóvenes a “
participar y luchar contra la precariedad,
la falta de oportunidades, la desigualdad y otros tantos problemas que afectan a la juventud”. Todo ello abanderado por una tal “verruga Warren” que, según dicen, te sale si no eres un joven comprometido (reflexión aparte sería saber hacia dónde piensan ellos que es bueno comprometerse y hacia dónde no lo es...). Por motivos obvios, he optado por prescindir de una foto de la verruga que habla, pero si alguien tiene curiosidad puede verla en la
web de la campaña. He preferido la imagen del Narciso de Caravaggio. ¿Por qué?
Porque al margen de las formas de esta campaña, que ha sido lo más comentado, lo más llamativo está en el fondo de la cuestión:
escasa implicación hacia las cuestiones sociales y excesiva preocupación por uno mismo y su propio y exclusivo bienestar.
Según esto, tiene sentido el
estudio de la Universidad de San Diego sobre 16.500 jóvenes, según el cual más de las dos terceras partes de
la nueva "generación Y" son más egocéntricos e individualistas que cualquiera de las generaciones anteriores. No sé que traslación tendrá esto a España.
Mi intención no es meterle el dedo en el ojo a dos terceras partes de una generación sino sólo analizar la realidad. Mi perspectiva es la de la gestión empresarial, y si a lo ya dicho añadimos ingredientes como un mercado laboral próximo a la tasa natural de desempleo, lo que hace más difícil retener el capital humano, va a haber que echarle imaginación para gestionar con éxito todo esto.
Lo que demandaría un joven de esta generación, aparentemente preocupado sólo de sí mismo, parece claro. Lo que ofrece a cambio es menor compromiso con la empresa y un nivel de formación que parece ser que no nos hace muy competitivos.